Pongámonos en situación: vas a un bar y quieres algo de beber, ¿qué pides? Lo más probable es que te tomes una cerveza. Pero, si la cosa va de tapas o comida, es probable que apetezca más un vino. Y cuando llega la noche, te sumas a los demás con un gin-tonic.
¿Por qué os digo esto? Es innegable que la cerveza es la bebida alcohólica número uno en nuestro país, pero cuando nos centramos en los espirituosos, no es la ginebra la que ocupa el primer lugar, sino el whisky. Con un 24 % de cuota de mercado en España (frente al 19 % de la ginebra), el whisky se consume de forma considerable, aunque cada vez más se reserva para ocasiones especiales.
Cuando piensas en whisky, probablemente te viene a la cabeza Escocia o Irlanda. Normal. Llevan siglos perfeccionando el arte de la destilación. Pero España ha entrado con fuerza en este mercado en la última década, y lo ha hecho por la puerta grande.
La Destilería Siderit, por ejemplo, nacida en 2013 en Cantabria, ha evolucionado desde una nave de 80 metros cuadrados produciendo 6.000 botellas al año hasta exportar 250.000 unidades a más de 35 países. Para que te hagas una idea del nivel: su whisky Siderit PX Cask Rye ha sido reconocido como el mejor whisky rye del mundo en su categoría durante dos años consecutivos en los World Whisky Awards de Londres.
Es cierto que España se enfrenta a una dura competencia que lleva décadas presente en el mercado mundial, pero las destilerías artesanales nacionales pueden atraer la atención de personas a escala internacional... gracias a la inversión en whiskies de alta gama.
El mercado español de whisky alcanzó en 2024 un valor de 2.011 millones de dólares, con proyecciones de crecimiento a una tasa anual del 7,2% hasta 2034. Y a nivel global, la cosa pinta aún mejor, el mercado mundial de whisky fue valorado en 72,7 mil millones de dólares en 2024 y se estima que crezca en una tasa compuesta anual de más del 6,7% hasta 2034
En Asia y Estados Unidos, la demanda se dispara entre consumidores que buscan exclusividad, inversión y prestigio. Las subastas internacionales marcan récords y las ediciones limitadas desaparecen en cuestión de horas.
¿Por qué crece tanto? Pues porque los coleccionistas se multiplican y los consumidores van cada vez más hacia el “beber menos y mejor”, comprando, por lo tanto, los whiskies más prestigiosos. Además, los destilados artesanales, producidos en pequeñas cantidades, son cada vez más valorados.
Cuando la bolsa parece una montaña rusa y los depósitos bancarios apenas dan rentabilidad, cada vez más inversores particulares buscan algo diferente. Algo tangible, real, que puedan entender sin necesidad de ser economistas. Por eso, desde Seica, queremos hablarte de las barricas de whisky premium.
¿Por qué? Pues, porque, si lo piensas, una barrica de whisky es un activo físico que está ahí, envejeciendo tranquilamente en una destilería, ganando valor con cada año que pasa.
Además, su valoración no está relacionada de forma directa con los mercados financieros, por lo que aunque la bolsa bajase, el whisky no tendría por qué verse afectado. Esto se debe a que el valor del whisky está sobre todo relacionado con su carácter excepcional, su escasez y su edad.
Y los números lo demuestran. El precio del whisky escocés de 8 años muestra un rendimiento histórico medio del 11,5% anual neto de todos los costes, según Whisky Invest Direct. Eso supera ampliamente a los productos de ahorro tradicionales.
El modelo para invertir en barricas de whisky es bastante sencillo:
1. Compras una participación en barricas de whisky de alta calidad seleccionadas por expertos que saben lo que hacen.
2. El whisky se guarda en las instalaciones de la destilería, con las condiciones perfectas de temperatura y humedad para que envejezca bien.
3. Tú eres el propietario legal de ese whisky. Está custodiado de forma segura y auditada.
4. Cuando pasan los años, tienes varias opciones: venderlo en el mercado secundario (donde puede valer bastante más), embotellarlo para su venta comercial o, si te apetece, quedártelo para disfrutarlo con amigos.
Antes, invertir en whisky era cosa de grandes coleccionistas o fondos especializados. Ahora está al alcance de inversores particulares que buscan diversificar su cartera con algo diferente.
Porque estamos en el momento perfecto. El whisky español está ganando reconocimientos internacionales, las destilerías están ampliando su producción para responder a la demanda, y el mercado nacional sigue creciendo de forma sostenida.
Invertir en barricas de whisky español es, además de una apuesta financiera, una forma de apoyar la industria nacional. Es poner tu dinero en algo que puedes ver, tocar y entender. No es una acción de una empresa lejana. Es whisky, envejeciendo en barricas, en una destilería española.
La pregunta no es si el whisky español tiene futuro como inversión, sino cuándo los inversores descubrirán todo su potencial.
Marketing Manager
Especialista en estrategia de contenidos con foco en sostenibilidad y sectores en transformación. Conecta datos, tendencias de mercado y visión de futuro para proponer contenidos auténticos que aporten un valor real a los lectores.
